La carrera por la bomba atómica.

9 de agosto de 1945, 11:01 minutos. Hoy se cumplen 72 años del lanzamiento, contra población civil, de la segunda y hasta el momento última bomba atómica de la historia. La detonación, que tuvo lugar 43 segundos más tarde, mató en el acto a unas 40.000 personas. La fuerte luz que la siguió y el calor de unos 3900 grados centígrados dieron paso a unos vientos huracanados de más de 1000km/h que convirtieron los cristales de los edificios en metralla que impactaba contra los cuerpos de los supervivientes. 
No obstante, y al igual que había ocurrido 3 días antes en la ciudad de Hiroshima, la explosión de las bombas atómicas sería el comienzo de una tragedia que se extendería durante décadas, entre las personas que habían sobrevivido, por culpa del desconocimiento que en ese momento había de la radiación, los experimentos que llevaron a cabo los EE.UU con las víctimas y una población, la japonesa, que optaría por discriminar a los propios afectados como si de apestados se tratase. Llegando incluso al punto de inventar un término para referirse a ellos de manera despectiva: Hibakusha “persona bombardeada” (de hibaku, forma pasiva de baku (bomba o bombardear) y de sha (persona).

Pero, ¿era necesario lanzar dos bombas atómicas sobre la población japonesa? Y, ¿cuál era el propósito detrás de las mismas? Estas y otras cuestiones serán tratadas en el documental que acompaña esta entrada con el fin de lograr entender un poco mejor los motivos que se escondían detrás de una de las barbaries más famosas y desconocidas de la 2ª Guerra Mundial.

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