AÑO 3
Esta semana sabréis por qué no me han renovado el pasaporte con…
> Tokyo Ghoul √A (Pierrot, 2015, 12 CAPS)
No sé por dónde empezar, la verdad. Tengo demasiadas cosas que contar y todas piden preferencia para salir por mis dedos en forma de pulsaciones a través del teclado. Si os soy sincero, las sensaciones que tenía a la hora de ver esta segunda parte de Tokyo Ghoul no eran halagüeñas. No tenía esperanza de nada, ni siquiera de encontrarme algo terminado. Maldito instinto, nunca me falla, sobre todo cuando me putea.
Ya en el anterior mes terminé con la defenestrada Fate Stay Night: Unlimited Blade Works, que no salió muy bien parada por ese corte de temporada y ese tratamiento diferente en la segunda mitad de la historia, cosa que hizo decaer la calidad. Con Tokyo Ghoul √A supuse que podría pasar lo mismo. Bueno, puedo confirmar que no fue exactamente lo mismo que la homóloga de UFOTABLE (digo homóloga por lo de la segunda temporada sin motivo, ya que tendría que ser una solamente), sino que tiene un toque diferenciador. Ese toque es el agua que queda en el cubo de la basura cuando sacas la bolsa.
No, no soy un hater, todo lo contrario, soy alguien con criterio (creo que demasiado) y me gustan las cosas bien hechas, dándome igual que la historia sea una comedia, un ecchi, un drama o un slice of life de esos que poco le gustan al presidente (excelentísimo). Soy así, las chapuzas no las trago y menos si son hechas a conciencia y pasando de todo. Me he encontrado con este anime de Pierrot algo que no quería descubrir, pero que viene a ser la tónica general en numerosos casos en los que al estudio le da igual los fans que tenga creados gracias a una historia, con el fin de aprovechar al máximo el merchandising digital del que disponen como emisiones en diversas TV o DVDs con la serie. Y le da tanto igual al estudio como al autor, porque digo yo que algo tendrá que decir Sui Ishida, el creador de este tinglado de humanos contra ghoules. Quizás entre tanto dinero no lo oímos. En fin.
Centrémonos. Puedo empezar, para variar un poco, con los puntos comunes que se adoptaron de la primera temporada. Eh… mejor concretar este detalle: hay puntos que se intentaron adoptar del primer anime. Dichos puntos o aspectos son, por ejemplo, la banda sonora y ambientación. Cierto que, para una nueva etapa hay que adaptar, dentro de lo posible, unos nuevos temas para la ambientación de las escenas, incluidos los temas de apertura y cierre.
En esta ocasión, y como debería ser, cambian para dar un nuevo aire a la historia de Tokyo Ghoul √A. Cosa que sería de agradecer si estuviera bien hecho, pero no es así, lamentablemente. Se pierden sensaciones e inmersión en la historia que nos relatan. En algunos momentos llegan a ser pésimos y nos sacan de lo que sucede. En cambio, en otros, el sonido ambiente desaparece. Parece que, en vez de estar en el exterior, están dentro de un estudio de grabación. Por poner un ejemplo, hay algunos temas para ambientar los combates que molestan, la verdad. No sé a quién habrán llamado para tocar el piano, pero podían cerrarle la tapa para partirle los dedos. Cuando veía esas escenas de lucha recordaba esas películas de principios del siglo XX, en blanco y negro y, como eran mudas al no tener sonido, había un artista al piano para amenizar la película. Ya podía Pierrot poner carteles de diálogos de aquella época y que fuera todo en blanco y negro. Quedaría mucho mejor, sí.
-¡Hazte con todooos! ¡Síííííí! ¡Los guionistas ineptos! ¡Potemos!-
Estas sensaciones también se notan y mucho en el opening, con el mismo loco del piano acompañado por sus amigos, “los enemigos del metrónomo”. El tema se titula Munou, que para quién no lo sepa se traduce como “incompetencia” (le va como anillo al dedo) y está interpretado por Österreich. Eso sí, cuando empieza el opening tienes la sensación de que va a oler a culo de mono y, al terminar, efectivamente así ocurre. Todo ese guirigay desmerece una animación diferente y de gran detalle en el dibujo, pero que queda como el culo (del supuesto mono) cuando se acompaña de esa “música”.
El ending en cambio está mucho mejor tratado, aunque el estilo de música no sea de mis favoritos. Sin embargo, las cosas como son, si está bien tocado, se les felicita. El estilo de la canción es J-Pop y se titula Kisetsu wa Tsugitsugi Shindeiku y la interpreta Amazarashi. En esta temporada el ending tiene diferentes animaciones, no como en la primera, sino que todas son diferentes y van contando algo más de la historia de Tokyo Ghoul. No quiero centrarme mucho en este punto, pero no os preocupéis, que os relataré el resto de estos interesantes ending junto con el apartado del guion.
Nos centramos ahora en el otro aspecto que no cambió tanto: el dibujo y animación. Si bien es cierto, el CGI mejoró respecto a la primera temporada, no lo hace así el dibujo. El CGI en esta temporada llega a niveles que sorprenden y hasta se agradecen, como en la escena del accidente del autobús del episodio 3. No obstante, el dibujo cae en calidad. En ciertas situaciones, bastantes más de lo que hubiera deseado, aparece en escena la sensación de que los personajes sobresalen demasiado del fondo o del escenario en el que se encuentran. Los culpables son dos: trazos muy marcados para los personajes y sombras muy tenues. En los combates es casi imposible percibir estos detalles, por lo que sólo podremos detectarlos en las situaciones más calmadas.
Terminamos con el conjunto de apartados más importante y que más calidad perdió respecto a la primera temporada: el guion y los personajes. Empiezo por el último apartado: el de los personajes. En esta segunda temporada tenemos muchos más que en la primera. Cosa que en un principio es de agradecer, pero viendo cómo los tratan en la historia, mejor no ofrecer halagos. No hace falta avanzar mucho en los episodios, ya en el primero tenemos el panorama de lo que nos espera: indiferencia. Salen tantos y tan seguidos que no se sabe ni qué pintan ahí, ni siquiera sé qué pintaba yo delante de la pantalla. Semejante popurrí en el primer episodio merece el premio de la mayor basura que he visto en mucho tiempo. Tan grande es la bola de estiércol que puedo asegurar que Monster Musume tiene más coherencia que este inicio. Y no estoy meando por fuera del tiesto.
Esa falta de empatía o esa carencia de presentación de los personajes hace que nos perdamos completamente. Una vez terminada la historia todavía no sé qué pintan varios de ellos y ni siquiera puedo intuir a qué grupo pertenecen. Realmente es desquiciante y demuestra una dejadez tan grande que no encuentro explicación. Se podría entender que, ante una temporada de 12 episodios pues es insuficiente para poder presentar de manera adecuada a todos los personajes importantes que van a aparecer en pantalla, pero entonces que aumenten los capítulos. Por otra parte, si me paro en los detalles de cada personaje, entonces sí que le damos la puntilla al asunto. Por ejemplo, en el CCG tenemos a dos nuevas incorporaciones desde la academia, una es la mejor estudiante de la promoción y el otro el segundo. Si la primera es brillantísima, tanto que deja en vergüenza a los investigadores del distrito que llevan mucho más tiempo que ella, el segundo es para dar de comer aparte. Tonto y prepotente a más no poder. No me quiero imaginar cómo será el resto de promoción.
-Pitas, pitas, pitas...-
Centrándome en el guion, la historia y argumento, puedo asegurar que no tenían que sacar semejante estropicio. Ni siquiera tendría que haber salido del storyboard. La historia va dando zambombazos de un lado a otro, como un accidente de coche, hasta que se para en medio de la carretera sin haber llegado a su destino, es decir, la historia queda incompleta y con un final que no es final ni es nada. Cosa que ya me imaginaba tal y como lo relataba al principio de la entrada. Con decir que me entero más de la historia por los cierres de episodio que por el capítulo en sí (éste es el detalle que me guardaba de apartado de los ending). Y eso que no quiero detenerme mucho en los zascas, que son legendarios, ya que los zascas estándar abundan por doquier como los pokèmon en medio de la hierba alta.
Según lo que he podido entender de esta segunda temporada, la historia de Tokyo Ghoul continúa justo en el mismo punto en el que lo habíamos dejado, cosa que es de agradecer porque así no perdemos tiempo tal y como sucedía en Fate Stay Night: Unlimited Blade Works. Poco a poco veremos cómo avanzan los acontecimientos y las explicaciones a medio camino que no nos dejan satisfechos hasta llegar a un final cuyas sensaciones transmitidas son similares a que te restrieguen una lijadora de banda por los genitales. Eso sí, esto sucede después de unos minutitos viendo cómo camina alguien entre la gente. Muy experimental todo, sí.
Y terminado este punto, ya que no me quiero extender mucho en ese basurero, llegamos al momento de los zascas legendarios. Los que os traigo aquí son lo peor de lo peor. Idos preparando, coged la bacinilla y a vomitar:
> En el episodio 1 tenemos a una persona quieta y la cámara se va alejando, pero por alguna razón el entorno se deforma y parece que la persona se mueve sin dar un paso. Increíble, debió de pasar un agujero negro o una nave con motor WARP.
> Saltamos unos pocos capítulos para caer en el 4. Imaginad un grupo de policías armados que están disparando en dirección a un grupo de ghoules. Los que están al frente de dicho grupo de ghoules caen al momento, pero los que están atrás no. Ni siquiera hay impactos de bala alrededor. ¿Es que un metro después las balas están cansadas y se van a casa a tumbarse? ¿O son las balas del equipo A? No, del equipo A no son porque alcanzó a los primeros.
> Seguimos en el cuarto episodio. Todos los ghoules tienen una máscara que les tapa el rostro y que no se mueve cuando saltan o pelean, pero ojo, si escupen allá que se va.
> Más porquería del cuarto. ¿Por qué no atacan a la vez cuando el objetivo es una pareja de investigadores? Resulta que es mejor atacar de uno en uno para que los eliminen de forma efectiva. ¿Y si esos investigadores ahora son vulnerables? Mejor no hacer nada, no vaya a ser que se carguen todavía más la historia.
> Avanzamos de episodio para caer en el quinto, continuación de los combates del anterior. Bien, pues en un combate, un contrincante cae derrotado tras clavarle numerosos cuchillos. Pues en el siguiente cambio de “cámara” ¡pum! Desaparecieron todos. Debió de ser la señora de la limpieza del Resident Evil, esa que, tras salir de una estancia, limpiaba la sangre y los cadáveres y entrabas justo después y te encontrabas todo como los chorros del oro.
> Seguimos en el capítulo 5 para observar que la sangre de los trajes blancos sale facilísima, con una manga de una camisa que ahora está impoluta cuando antes estaba empapada. Deben de tener un spray mágico para quitar todo tipo de manchas. Seguro que si se lo meten por el culo acaban como Michael Jackson.
> En el episodio 6 me pregunté la razón, si los ghoules son tan peligrosos y deben matarse, ¿por qué algunos de los CCG no los rematan cuando tienen ocasión? ¿Les da pereza o es que se les acabó el spray mágico y no quieren mancharse? Que se lo saquen del cu…
> En el episodio 7 debió pasar otro agujero negro o nave con motor WARP porque no me explico cómo alguien puede tardar tanto en limpiar unas tazas del suelo.
> En el capítulo 11 tenemos la sorpresa que, tras confirmar que había un hijo, pues resulta que no es tan hijo, sino que tiene chirla y un par de tetas bien puestas. ¿Los ghoul se hacen operaciones de cambio de sexo?
> En el último episodio tenemos un flipe sin drogas en el cuál un edificio pasa de una escena a otra de un estado normal a arder como si lo bañasen en gasolina.
Y como soy alguien bueno, en el fondo, os dejo con unas curiosidades de esta segunda temporada de Tokyo Ghoul:
> El opening de los episodios 8 y 9 entra tardísimo. Que más que opening podrían llamarlo “medianing”, porque en el minuto 7 u 8 no es momento para colar una apertura de capítulo. No tiene lógica, pero como curiosidad sí.
> En el capítulo 11 y 12 tenemos metraje tras el ending.
-Anda, mira, el profesor Toad. ¿Qué tal le va a Mario?-
LA NOTA:
Ya está. Por fin terminé con esta pesadilla. Desde luego no pienso ver otra parte de Tokyo Ghoul a menos que sea la repanocha. Esta segunda temporada es, sin lugar a dudas, un ejemplo de cómo no se deben hacer las cosas, de cómo no se deben continuar las historias. Mala, sin final, porque eso no es un final, es una abominación. Si ya la primera temporada tuvo esa nota tan baja, esta segunda la supera, pero para mal.
No sé qué espera el autor o siquiera el estudio, Pierrot. Ya me habían hablado algo de este estudio, pero no eran buenas palabras. Aún así decidí lanzarme a ver qué me encontraba y también, porque en el blog no había obras de este estudio.
La nota de esta basura matemática, lo digo por la raíz cuadrada, es la de una G.
- Bolita, ¿qué opinas? ¿Bolita?
- Bolita no está. Hice el armaguedón y salió por la ventana. Snif...
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