Kanojo, Okarishimasu

AÑO 9



Esta semana volveremos a los experimentos nipones con…


>Kanojo, Okarishimasu (A.K.A. Rent-A-Girlfriend) (TMS Entertainment, 2020, 12 CAPS)


En efecto, vuelven las ideas locas y los experimentos donde la gaseosa brilla por su ausencia. Si tuvimos sesión de ecchi caducado el 6 de octubre de este año, esta semana toca otro invento donde el romanticismo hace acto de presencia. Bueno, su visión del romanticismo. Que tiene cojones (y varios chochetes).

Sin embargo, voy a dejar la bilis para más tarde, que ahora tocan los preámbulos. Esos que en el sexo son tan importantes y, cómo no, también aquí. Si es que hay que hacer las cosas bien.

Escogí este anime porque me llamó poderosamente la atención su argumento. Sí, a cualquiera se le van los ojos sabiendo que el título en inglés de este anime es Rent-A-Girlfriend o, traducido para los torpes en la lengua de Shakespeare: Alquila una chica.

Podría meterme con el tema de la cosificación, de la prostitución "legalizada", de venderse por unas monedas (aquí más bien billetazos, porque tienen unos precios de aúpa) y demás jerga feminista, pero no tengo a ninguna ministra de igualdad conmigo. Y tampoco estaba Ana Molina disponible. Si os soy sincero, era mi primera opción, pero se ve que la muchacha nos tiene bloqueadas las llamadas, así que habrá que aguantarse.

Pero sigamos con el motivo de mi erec… perdón, elección. Mentiría si digo que no se me fueron los ojos al momento con el título en inglés y más, sobre todo, con la imagen de una guapísima chica en primer plano. Esto hizo que me acordase de una frase de una gran amiga "no hay chicas feas en el anime". Razón no le falta, pero últimamente son más guapas todavía.

De todas formas, esto me recordaba a cierta noticia que me llegó desde Japón a occidente referente a novios y novias de alquiler para simular relaciones ante familiares y amigos. Se entiende que de manera puntual, aunque habrá alguno, segurísimo, que es tan pro como para gastarse todo el sueldo y más en esas citas donde la única esperanza es que veas algo de carne y te vayas con el calentón para casa a ver si se apaga agitando la manguera. En fin. Vamos con la sinopsis.


>Sinopsis

Kazuya es un joven universitario que está en su primer año de facultad. Ante él se abre un mundo de libertades y nuevas experiencias. Una de ellas está en el poder salir con un bellezón de esa misma universidad. Ella es guapa, como había dicho, y parecía que los dos se entendían. Sin embargo, por alguna razón, ella decide romper la relación porque se había enamorado de otro. Así, de repente, igual que las multas de tráfico.

-Todos culpables-

Kazuya entra en ciclos de ansiedad y melancolía. Parece que no levanta cabeza y todo lo ve negro. Se autoflagela con pensamientos tóxicos y la ansiedad va a mayores. En una de esas tardes solo en su apartamento llorando a moco tendido, termina por contratar los servicios de una novia de alquiler "para superar la ruptura". Es como la excusa de meterse un pollo de coca "porque así me voy a divertir más", tonto a más no poder.

La cita va bastante bien y nuestro protagonista sale contento. Hasta que empieza a buscar opiniones de las personas que han salido con esa misma chica y ve que, todas las muestras de cariño que ha recibido son solo fachada y se siente engañado. Eso me recuerda a ver precios de algo que compraste hace poco para ver, con curiosidad si bajó de precio.

Cualquiera en su lugar (me refiero a después de pedir la primera cita, porque si realmente estuviéramos en su lugar ni hubiésemos pedido cita la primera vez) dejaría las cosas tal y como están e intentaríamos levantar cabeza con nuestros amigos y unas cervezas. Pero no, el prota es idiota y allí va otra vez buscando venganza para llamarle la atención. Eso sí, con la cartera por delante. Tonto, más que tonto.

Viendo que en esa segunda cita la chica va actuando según ve lo que hay delante, termina por estallar y le llama la atención delante de todo el mundo. Hasta que llega la llamada crucial, donde le avisan que su abuela se desmayó y está en el hospital.

Lo que tendría que terminar ahí, tras una cita desastrosa, parece que no es así y la chica lo acompaña hasta que termine la cita y claro, delante de padres y abuela, tienen que aparentar una relación formal. El problema es que, a partir de ahí, los enredos y las mentiras continúan hasta que la bola de mierda es tan grande que no cabe por la puerta.


>Guion y narrativa

Y ahí corté la sinopsis porque, si me pongo a contar algo más de cómo avanza la historia, a pesar de estar en, aproximadamente, la mitad del primer capítulo, me llevaría la vida y 70 páginas. Y por eso no paso, no señor.

Bien, tenemos a Kazuya (curiosamente en la otra serie "experimental" que mencioné al principio había otro Kazuya, deben regalarlos con los cereales) que, emocionado, conoce a un chica guapísima, aunque sea como novia de alquiler y todo se enreda para que su familia y la de ella terminen tragando la mentira de que están saliendo juntos cuando es una verdad a medias. La otra mitad va en papel moneda.

-A Electronic Arts le gusta esto-

Y así se establece una relación que, si bien tendría que ser tóxica, acaba siendo una marisma de la cual no se puede salir, porque, aunque se atisbe la salida, llega un fuerte oleaje y te manda de nuevo al punto de origen. Esto va a ocurrir en toda la serie.

-Pero, ¿qué tiene de malo que se enrede una historia de amor y se retuerza un poco? ¿Acaso no son todas así?-

Deberían. En las historias de amor vamos viendo que la cosa avanza o, por lo menos, parece avanzar. Sea muy poco a poco la relación entre los tortolitos o, como suele ser habitual, a nivel personal con realizaciones, como por ejemplo conseguir retos tales como aprobar exámenes, ir pasando de curso, sacar un proyecto adelante, etc.

Aquí no, lamentablemente no. Cuando parece que la historia se propone avanzar, ésta retrocede al mismo punto de origen. Da igual cuando veáis eso, va a ir para atrás en un estancamiento que, si bien está claro que puede llegar a aburrir, desespera a un nivel fuera de lo común. Personalmente, estaba harto de ese patrón ya en el capítulo 6 y después no cambia, sino que se mantiene muy definido: estar con el lío, después querer finiquitarlo, estar las dos partes de acuerdo en ello, llegar al momento de poner punto y final, pero en el último momento echarse para atrás por cualquier razón y vuelta a empezar. Desesperante.

Hasta donde yo entiendo, esto, que puede ser común en los romances, sobre todo para crear cierta sensación de frustración, debe acompañarse de una evolución de los personajes y la trama, aunque sea ligeramente. Por poner un ejemplo que me viene a la cabeza, en Love Hina, la historia de Keitarou es la de insistir e insistir para poder entrar en la Toudai y así cumplir la promesa que hizo de pequeño con su primer amor. Por el camino se encuentra con Naru y con Mitsume y la relación entre ambos es la de un típico triángulo amoroso donde a veces va a mejor y muchas a peor, tanto con una como con otra, pero poco a poco se ve y se nota que los tres van intimando poco a poco, se nota un avance.

Aquí no, aquí tenemos a Kazuya que sale con Chizuru, hay lío con familiares, se dan cuenta que la situación es insostenible, van a cortar esa relación por lo sano PERO ocurre una tontería y vuelven al punto de partida. Luego Kazuya sale de nuevo con Chizuru, hay lío con amigos, se dan cuenta que la situación es insostenible, van a cortar esa relación por lo sano PERO ocurre una tontería y vuelven otra vez al punto inicial. Kazuya otra vez lo retoma con Chizuru, hay lío con familiares y amigos, aparece Ruka (el nombre se las trae), se dan cuenta que la situación es insostenible, van a cortar esa relación por lo sano PERO ocurre otra tontería y vuelven al punto de partida. Y así medio millón de veces.

-Cuando te peleas con Sasel-

Luego está el detalle de que las tramas secundarias son completamente predecibles. Sí, sin más. Si vemos que ocurre un lío, es muy seguro que lo hayamos adivinado antes y que conozcamos los indicios de antemano. Eso por no mencionar la manera en la que están narrados y unidos con la trama general. Llegando al final de la serie percibí un tufillo familiar, que me pasaba a menudo cuando escribía en la adolescencia relatos para desconectar del mundo. Deseaba poder unirlos para hacer una historia mucho mayor (y mejor). El problema es que la unión era el punto más débil en el entramado de pequeñas historias y la sensación global es de que se trataba de un collage de relatos breves que fueron unidos. Aquí es lo mismo. Lo puto mismo. Es que desaparecen personajes de una escena a otra como si se los hubiera tragado la tierra. Incluso desaparecen durante varios capítulos para retomarlos cuando interesa y, lo peor de todo esto, es que los propios personajes lo mencionan en plan "oye, ¿no te acuerdas de fulanit@?". ¡Joder, si es que ya me imagino que aparecerá en ese mismo capítulo por sus huevos morenos!

Otro aspecto que me repatea (y seguro que lo hace a más gente) es lo que comentaba acerca de ese romance extraño y el polígono amoroso de esta historia, que no sé si es triángulo, cuadrado o cagarro. En un romance siempre hay celos, competencia entre varias partes para ver quien se lleva el premio del amor correspondido. Pero no, ¿aquí tensión romántica entre personajes? ¿Para qué? (se preguntarían los guionistas).

Luego está el final, que dan ganas de llorar, pero no de la emoción, sino porque se nos meterá un gilipollas en el ojo. O un guionista, a cuál peor. Llega ese final, con "la declaración de amor" y, ¿adivináis qué? Pues que vuelven al principio, a empantanar la trama una vez más como si no hubieran pasado 12 capítulos. ¡Olé!


>Personajes

Es el momento de hablar de los personajes. Si pensáis que había soltado toda la bilis que tenía guardada, jajajaja, id por una fregona que eso solo fue el calentamiento. El problema del anime tiene un culpable muy definido: el tratamiento y gestión de los personajes.

Recordemos que la historia se atascaba cada poco, volviéndose monótona y repetitiva con el paso del tiempo. Son los personajes, con su comportamiento, los que devuelven el ritmo al momento inicial. Y no es porque sean simples o no tengan un buen desarrollo en su ficha. Es porque se han vuelto un cliché en sí mismos. Esto se puede entender si hablo de los dos principales:

>Kazuya Kinoshita. Es el protagonista. Este virgen acaba tocado cuando la chica con la que salía lo mandó a tomar viento porque se calentaba más con otro. Él, en cambio, acaba demacrado psicológicamente, llorando a mares y pelándosela cada poco cual mandril. Es patético, inmaduro, le falta determinación, miente continuamente sobre el qué dirán y cada vez que se monta una película o escena, da vergüenza ajena. A tal nivel, que entran ganas de sacrificarlo con una barra de acero.

-¡Es la hora del yuri!-

>Chizuru Mizuhara. Es la novia de alquiler, la chica perfecta según los estándares de los adolescentes japoneses. Eso no quita que, sabiendo lo perjudicada que puede acabar, le acabe cayendo en gracia (o dando pena, más bien) hasta niveles que cualquiera con dos dedos de frente sabría que debería cortar por lo sano y mandarlo a la mierda por correo urgente. Sin embargo, no, ella no lo hace y acaba saliendo en ayuda (por que sí, en la serie no se dice pero si uno piensa entiende que algo hay) del paleto protagonista inventándose excusas que solo alargan más este jaleo sin que haya visos de que termine, y eso que manifiesta que quiere dejar la pantomima.

Veis a lo que me refiero. Cada uno tiene sus cualidades, pero acaban por utilizarlas para atascarlo todo como si se tratase de un estreñimiento, pero amoroso. Los demás personajes no son más diferentes, básicamente tienen un patrón similar en la actuación: buen desarrollo, pero se vuelven clichés en sí mismos con el paso de los episodios.

>Mami Nanami. Fue la primera novia de Kazuya y quién lo dejó al mes por aburrimiento. De esta joven sabremos de qué pie cojea nada más rascar un poco en su personalidad. Quiere entretenerse con su pareja, que no sea siempre lo mismo. Quiere notar que su corazón sufre y bombea para sentir atracción. Se divierte con el sufrimiento de los demás, pero no quiere hacer daño, solo verlos sufrir para degustar su malestar. Esto encaja en la sociopatía y encontrarse con alguien así es preocupante, más cuando se tiene menos de un dedo de frente como le ocurre al protagonista.

>Shun Kuribayashi, Yoshiaki Kibe y Takeshi Sasano. Son amigos de Kazuya. Los tres son perdedores, vírgenes cuya ansia es encontrar una chica para desfogarse.

>Ruka Sarashina. Menudo nombre. No sé si tendrá pelucas o una poll*. Esta joven llegará a la vida de Kazuya de una manera peculiar y familiar. Eso sí, se decidirá a luchar por el amor del protagonista porque nota que su corazón se excita cuando está cerca. No es el mismo caso que Mami. Ella es más calculadora y disfruta con ello. Ruka solo quiere estar con Kazuya porque siente que se ha enamorado de él. Es cariñosa, posesiva, algo obsesiva y pesada, pero en realidad muestra cierta inseguridad porque si no insiste, sabe que perderá esa oportunidad. Cumple con la regla de Barney de sexy loca.

-¡Domo arigato gozai masu!-

>Nagomi Kinoshita. Es la abuela de Kazuya. Gracias a ella empieza este lío, porque terminaría en una mala relación laboral si no fuera porque esta anciana es una teatrera de cuidado. Su deseo es que su nieto, heredero de los Kinoshita, consiga una novia y la deje preñada para continuar con el legado.


>Animación

La animación es sencilla, de buena calidad y con un detallado excelente en primeros planos y, por supuesto, de las chicas. Todas bonitas, bien vestidas con unos modelitos que ya quisieran los escaparates de las tiendas de ropa.

Hay detalles curiosos como algunos desgastes en las esquinas de la pantalla, como si fueran roces de uso. No se notan en demasía, solo alguna vez son muy evidentes, pero le dan un toque ciertamente original en todo esto.

El dibujo de escenarios está bastante bien, al igual que la iluminación y la gama cromática. Eso sí, no habrá muchas escenas de noche y las pocas que se ven están iluminadas por farolas, las luces de las ventanas o máquinas expendedoras. En el fondo hay más oscuridad en esas situaciones, pero nada a destacar por bien o por mal.

El ecchi que suele haber en esta serie está separado en partes. La primera es en el día a día. Hay pequeños enfoques en ciertas partes cruciales como muslos, piernas, culo o pecho. Sin excederse aunque con pequeñas píldoras. Lo segundo es en las fantasías sexuales de los protagonistas, con una predominante de color roja/rosa/morada, donde son algo más explícitos, pero sin grandes alardes.


>Sonido

La parte del sonido es de la que menos ganas tengo de hablar. Ya no porque sea basura, sino porque las partes del guion y de los personajes son tan "claras", que el sonido pasa a un segundo plano. Utilizan siempre un sonido de fondo, ya sea música, algún efecto ligero de sonido u otros más contundentes y breves. El sonido de ambiente suele ser escaso y puntual. Las voces están bien y las chicas tienen una entonación bastante sensual, como si esto fuera un bishoujo. Espera, ¿acaso no lo es?

Como opening tenemos el tema Centimeter del grupo the peggies, que ya lo conocemos por un ending maravilloso en Sarazanmai. Respecto a los ending (tenemos dos) ambos interpretados por halca (nos sonará de Kaguya-sama). El principal se titula Kokuhaku Bungee Jump y está en la mayoría de capítulos. Hay uno especial, en el capítulo 7, que se titula FIRST DROP, donde podremos conocer un poco más de Ruka, aunque ya aviso que no mucho.

-Ojalá sea al patíbulo-


LA NOTA:

Bueno, parece que esto es el fin… del análisis. ¿Qué fin iba a ser si no? Doy por finalizada esta reseña de un anime que, si bien le tenía ganas, me ha decepcionado bastante. Sobre todo porque no saben gestionar el género del romance o de la comedia romántica.

Lo que sí que no tiene alternativa es el veredicto del anime. Es aburrido y monótono. No avanza la historia general ni para atrás, se enreda y vuelven a empezar como si nada hubiera pasado y eso, queridos, es mortal para una historia de amor donde la cosa no se mueve. Si en el sexo ya es definitorio, ni os cuento en el amor. Luego está la narrativa, con esa sensación más que clara de que son historias, o relatos cortos, unidas unas con otras para que luego nos encontremos cosas como la norma de no saludarse en la universidad y en un capítulo presentar a la muchacha ante toda la clase. O la de querer empezar en serio una relación con una de las chicas y, por sorpresa, dejarla de lado ante una novedad que pasaba por el fondo. Sí, sí, así como lo digo. Que varios minutos después aparezca la chica en plan "hola, estoy aquí, qué me querías decir" dice mucho de que el storyboard, el guion o su puñetera madre se revisaron más bien poco.

Aunque el mayor peso en responsabilidad respecto a este fiasco lo lleva el grueso de los personajes, con una evolución nula, a pesar de tener una caracterización bastante buena, en un claro ejemplo de desaprovechamiento de recursos. Es imperdonable. Por eso la nota que alcanza este anime en nuestro sistema de valoraciones es la F.

Habrá quien se eche las manos a la cabeza y me critique por esto, pero las cosas son claras, si en un romance no hay tensión emocional, si no hay conflictos entre las partes de la relación, si no evoluciona la historia, nos encontramos ante un día de la marmota donde el protagonista acabará seco de la cantidad de pajas que se hace. Dios sabe cómo ha de oler ese cuarto con la papelera llena de pólvora.

Por no mencionar el detalle de que, mientras escribo este análisis, hay confirmación de una segunda temporada para este 2022. Una nueva aventura que va ver su abuela en bragas si es posible. Ya que yo, por mi parte, lo evitaré como el veneno. Y hablando de veneno, esta semana le he dado descanso a Bender para que se relaje con sus robopilinguis. Eso sí, me he traído un invitado de honor, Ignatius Farray, que dedicará un pequeño discurso a nuestro protagonista.

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