AÑO 3
Esta semana volvemos a cazar “mariposas” con…
> Mushishi Zoku Shou (Artland, 2014, 10 CAPS, Primera parte)
A algunos veo que les pilla por sorpresa eso de primera parte, pero es lo que toca cuando a ciertos sujetos les apetece trocear el su “obra de arte” cual carnicero chapuzas. Por esa razón, los análisis van a ir por partida doble al estar seccionados, cosa que en algunos foros de animación no se dice, dejando la serie con la extensión completa sin nombrar que hubo dos partes. Aun así, esta falta de información se suple con la búsqueda de las fechas de emisión de los capítulos. En ese punto destapamos el pastel. Pero… como en el pseudo-podcast informamos que la temporada tenía esos 10 capítulos, no nos vamos a contradecir. ¡Es lo que faltaba! Por lo menos que esos mismos foros confirmasen al principio que eran 20 en vez de estas migajas.
Sin embargo, peor sería que inventasen algo como hizo Bones con la decepcionante Space Dandy. Si no lo recordáis, yo os lo aclaro: imaginad un anime de dos temporadas con la misma OST (¡uy!), con los mismos recursos técnicos de dibujo, sonido y tocada de pelotas (esto ya es sospechoso) y con un mismo opening y ending (esto ya es descarado). Pues ahora la moda es hacer tramos de 10-12 episodios por estación, vaya a saber usted por qué.
En este caso, Mushishi Zoku Shou consta de dos mitades: la primera (y la que vamos a analizar ahora) consta de 10 episodios que empezaron a emitirse el 5 de abril de 2014 y que finalizaron su emisión el 7 de junio del mismo año. La segunda mitad (que también analizaremos en el blog, pero más adelante) empezó a emitirse el 19 de octubre del mismo año, terminando la emisión de la temporada el 21 de diciembre del nombrado 2014. Aun así, la espera no se hizo tan larga al lanzarse un especial que se emitió el 20 de agosto. Para quién no lo sepa, este especial tiene el nombre de Mushishi Tokubetsu-hen: Odoro no Michi y enlazan las dos mitades de esta temporada tan extraña.
Pero quitándonos de rarezas, vamos a hablar ahora de las típicas y odiosas comparaciones con la primera temporada, la que se emitió en 2005. Comenzamos por el punto principal de estos detalles: el estudio. Teóricamente es el mismo, aunque cambió un poco el nombre. En diciembre de 2010, Artland Inc. se convertía en Animation Studio Artland Inc, poco después de lanzar el mojón de Tytania (digo yo que algo tendría que suceder tras ver la luz semejante aborto). Aunque me temo que no durará mucho, ya que los dos trabajos de esta nueva Artland son Senran Kagura (un anime de chicas ninja al estilo de las pelis erótico-festivas de las décadas de los 70’s y 80’s, con chicas apoyando las tetas en las barandillas del pasamanos de un barco, nuevas tecnologías de botes y rebotes y otras tonterías varias) y Tantei Opera Milky Holmes (resumiéndolo mucho, en el futuro la gente lleva pequeños “toys” con poderes ESP y debido a la delincuencia creciente, cuatro jóvenes se dedican a hacer de detectives. Aquí no hay tecnología de súper-rebotes, las protagonistas con crías).
Siguiendo con las comparaciones, vemos que el cuadro del staff del equipo disminuyó a niveles alarmantes. Si como director tenemos a una única (y misma) persona, Hiroshi Nagahama, como implicados en el storyboard tenemos a 2 cuando antes había 15. Como directores de episodios tenemos a 5 cuando en la original eran 14. Terminando con los ejemplos, los directores de animación ahora son 7 cuando antes eran 18. Creo que no merece la pena seguir revisando estos detalles que confirman este cambio de nombre del estudio y reconversión, fuese ya por una espantada general o por un despido masivo de personal. Da igual lo que ocurriera, no es para tomárselo a broma. No obstante, como en este blog somos así, vamos a correr un tupido ¡¡ERA VISTO!! antes de que rematemos y enterremos lo que quede de este estudio.
Pasamos ahora a recordar un poco de la sinopsis de esta serie, que poco cambia de la original, por lo que aprovecho para hacer un copy&paste (sin ser demasiado exagerado) del análisis anterior, simplemente porque casa a la perfección. Recordemos que estamos ubicados en el Japón feudal de la era Edo (entre 1600 y 1800 d.C.) y donde las leyendas se mezclan con la realidad. En esta ambientación parece haber un único protagonista, Ginko, un maestro de los mushi, aunque también se los conoce con otro nombre: mushishi. Para quienes desconozcan este dato, indicar que los mushi son criaturas fantásticas que no están vivas o muertas y que se relacionan con el mundo a su alrededor, causando bienes o perjuicios, aunque también pueden pasar de largo y no hacer nada.
Sin embargo, cuando Ginko se detiene en su viaje sin fin, sabemos que habrá “salseo” con los mushis. Pero no esperéis nada al estilo Rust o similares, en esta segunda temporada, Ginko también tendrá que lidiar muy y mucho con los más allegados a los afectados por estas criaturas legendarias. De todas formas, el protagonismo sigue sin llevarlo nuestro amigo de pelo blanco, volviendo a recaer en estos extraños seres, que ahora los veremos con nuevas formas y cualidades como si de nuevos Pokèmon se tratasen. Personalmente, los que más me gustaron fueron los que tienen una forma parecida a los pájaros con la cola enrollada.
Y de un "pájaro" pasamos a hablar de otro: el encargado de la música. Al igual que en la serie original, volvemos a tener a Toshio Masuda como responsable de la OST de este anime. No son exactamente los mismos temas que en la anterior temporada (por lo menos muchos de los nombres no coinciden), pero las músicas parecerán iguales, aunque solo será una percepción a causa de seguir utilizando la música instrumental japonesa, con ritmos lentos y pausados que tantos flechazos causó en la anterior “season”.
Hablamos ahora de las partes más conocidas de las OST: la apertura y el cierre. Para cambiar un poco la monotonía, empezamos por este último. Aunque más bien debería decir endings, porque son varios, exactamente los mismos que los capítulos: 10. Masuda siguió con el patrón establecido en la anterior y primera temporada. Como el artista sigue siendo el mismo, no notaremos apenas diferencia de una temporada a otra gracias a lo que os decía en el párrafo anterior.
-¡Mira! ¡Un reloj de cuco!-
Damos paso ahora al opening. Interpretado por Lucy Rose, una cantautora británica, este tema nos relajará de inicio con una animación sencilla y de predominante difuminado. Normalmente en los animes sucede al contrario, dando energía para pegarnos a la pantalla de sopetón, pero Artland quiso mantener ese ambiente de relato que nos mostraba en la primera temporada. La melodía suave y la voz sedosa de Lucy consigue que eliminemos las tensiones en el minuto y medio que dura esta apertura, así podemos atender con la máxima concentración las fantasías que nos relatan.
Del dibujo no hablaremos demasiado. Esto es debido a que los cambios respecto a la temporada de 2005 son insignificantes y casi no se percibirán. Tanto los trazos en los personajes, como en los colores y tonos de los ropajes, sin olvidarnos de los paisajes extraordinarios que inundan el mundo feudal japonés. Por lo menos no hemos tenido una pérdida de calidad en este apartado.
Ese “por lo menos” viene a colación de un detalle que nos trae Kong, el simio sensible a los zascas. Afortunadamente para él, solo localicé uno (bastante grande, por cierto) en el capítulo 1. Ginko se da de bruces con un desconocido muchacho que se perdió en medio de un bosque en plena noche. Cuando se encuentran están a varios metros (para mí decenas) de una congregación de mushishis y en el siguiente cambio de cámara, sin haberse movido ninguno de los dos, los tenemos en medio de esta reunión nocturna. Me recuerda a aquel especial de los Simpsons con Lucy Lawless (o Lucy sin ley para los dobladores de Antena3) en el que hacía de Xena en una conferencia de fans sobre la saga. Uno de los asistentes (el profesor Frink) le lanzaba una pregunta acerca de un zasca, la cuál era respondida por “Xena” con que aquella y otras situaciones similares fueron causadas por un mago. Volviendo al terreno de Mushishi, ese traslado "mágico" debió ser obra de un mushi, seguro. Sino que Ginko lo investigue y si no tiene ganas, que lo haga su fan nº1, Julian Assange, ya que Iker Jiménez está muy ocupado con los zascas que encuentra Jorge García, nuestro presidente (excelentísimo).
LA NOTA:
O más bien la “medio nota”. Analizar la mitad de una serie porque al estudio de rigor le apeteciera sacar la tijera tiene bemoles. Los mismos que voy a usar para retrasar en análisis completo de la temporada nº2 de Mushishi.
En esta ocasión no sentí tanto feeling con esta parte de la serie, quizás porque ya me enamoré de la primera y no me satisfago con otras o por las malas formas de Artland al tratar esta saga. Fuera lo que fuese, Mushishi Zoku Shou (1ª parte) no conseguirá la nota más alta ni el sello de recomendable, sino una meritoria B al seguir creando relatos que mantienen el nivel de la temporada inicial.
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